Denuncian falta de respeto a los derechos civiles
Entrevistado sobre la muerte de José Eduardo y la liberación de cuatro policías municipales de Mérida sospechosos de cometer delitos de lesiones, tortura y abuso sexual, el sociólogo recordó que la Policía mexicana no goza del mejor prestigio en ninguna parte del país, la sociedad en general no tiene respeto ni simpatía por los policías porque se comportan con bastante arbitrariedad y cometen abusos en sus funciones.
Es decir, las policías de México no protegen a la sociedad ni respetan sus derechos humanos como debiera ser. Sin embargo, la policías de Mérida y estatal tienen un cierto reconocimiento en el ámbito nacional porque no han permitido, sino detenido el embate de la delincuencia organizada y eso se refleja en los niveles de seguridad local.
Policía, con débil relación con la sociedad
“No se puede negar que la Policía de Yucatán tiene un prestigio reconocido, pero su parte más débil es la relación de la Policía con la sociedad en general”, indicó. “Entonces, en esta parte de la relación policía-sociedad es donde hay varios fallos. ¿Qué pasará con este caso de violencia policíaca?, la gente seguirá desconfiando en los aparatos policíacos para los efectos del trato humano, justo y adecuado que debe tener cada persona relacionada en asuntos de la Policía”.
Se le preguntó si la sociedad perderá la fe y la confianza en los policías y juzgadores.
“Creo, como te decía, que el asunto es que este caso que se dio no es pan de cada día como ocurre en otras partes del país, esa es la ventaja. Hay que señalarlo: casos como el del joven (José Eduardo) sí afectan la confianza de la sociedad en relación con la Policía. A la larga se van acumulando casos de violencia policíaca, se va acumulando también la desconfianza y sí afecta esa confianza que requiere la sociedad en su Policía”.
“No tenemos una Policía tan descompuesta, abusiva y corrupta como en otras partes del país, pero la Policía yucateca está lejos de ser una policía admirable, atinada, que pueda ser reconocida por la sociedad, aunque tampoco está en el otro extremo”, afirmó el sociólogo.
“Me parece que minan bastante la confianza con este tipo de casos de abuso policíaco, la falta de un esclarecimiento claro da la impresión que las corporaciones policíacas se están lavando las manos entre ellas. No se puede entender que una persona pierda la vida y no se sabe quién es el culpable, sobre todo de una persona que está en manos de la Policía, es un caso que no debería ocurrir”.
¿Qué deberían hacer los policías?
El doctor Baños Ramírez señaló que las policías tienen que entender que son una autoridad y como tal deben actuar con respeto hacia las personas en sus derechos humanos y civiles, pues lo establecen las leyes.
“Si reciben capacitación constante en respeto de los derechos humanos y civiles, y si aplican esos conocimientos en su trabajo cotidiano, estaríamos en una situación bastante mejor, digna de la confianza de la ciudadanía”, explicó.
“La confianza y el reconocimiento lo tienen que ganar con base en un buen trabajo. La policías de Mérida y estatal todavía tienen esa confianza y reconocimiento, pero si siguen minando y deteriorando su prestigio, a la larga se puede constituir un problema serio para la sociedad yucateca. Eso es lo que tiene que solucionarse de alguna manera y una de las formas es la capacitación para que haya una mejor Policía”.— Joaquín Chan Caamal
Policía Yucatán
El investigador Othón Baños Ramírez se refirió al caso del joven José Eduardo Ravelo.
Formación
“Los cuerpos policíacos tienen que tener una capacitación más adecuada para sobrellevar y tratar los diferentes casos y situaciones que enfrentan en su trabajo diario. Tienen que estar capacitados para que los derechos humanos de toda la población no sean violados y sean respetados“.
Poca confianza
Solo cuando tengamos una Policía respetuosa de los derechos humanos habrá una mejor y mayor confianza en los agentes. Hoy no está en un grado de desconfianza, pero al doctor le parece que está bastante baja la confianza de la sociedad hacia la Policía.