Policías vinculados a la muerte de José Eduardo tenían «buen desempeño»

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Dos de los cuatro policías municipales de Mérida, detenidos como probables responsables de la agresión, tortura y abuso sexual de un joven veracruzano, son fundadores en la nueva era de la corporación policiaca y lograron ascensos por su buen desempeño.

Los dos agentes tienen 18 años de antigüedad en la Policía de Mérida, son considerados comandantes porque también alcanzaron el grado de policía segundo. Asimismo, uno de los detenidos habría recibido un reconocimiento por el caso del policía asesinado en la capital yucateca el mes pasado.

Aunque la investigación apunta a una posible participación, la corporación policiaca argumenta que los hechos que desencadenaron el escándalo local y nacional no ocurrieron en la celda en la que estaba el veracruzano ni en ningún otro lugar del edificio de la Policía Municipal de Mérida, ubicado en la calle 57 entre 52 y 54 del centro.

Sin embargo, no se  dieron mayores detalles para no entorpecer la investigación ni el debido proceso judicial.

¿Y las cámaras?

De acuerdo con los datos recabados, todo está grabado por las videocámaras de vigilancia del edificio de la Policía Municipal, desde que subieron al detenido a la camioneta, su ingreso a la corporación, su estancia en la cárcel y su salida por su propio pie. Sin embargo, se desconoce si el juez de Control que lleva el caso tomará en cuenta y dará validez a estas pruebas tecnológicas. Asimismo, no se puede ocultar o negar que el joven veracruzano tuvo heridas mortales y fue violado, según arrojaron los estudios forenses, al parecer, en otro lugar distinto al edificio de la Policía Municipal.

Cuatro policías detenidos por el caso de José Eduardo

Precisamente para ello está abierta la investigación ministerial y se detuvo a cuatro policías municipales sospechosos.

Los fiscales aportaron elementos suficientes para demostrar los delitos que denuncia la representación social y la madre del fallecido, María Ravelo Echevarría, pero hasta que no haya una confesión voluntaria o una sentencia judicial firme, no se sabrá quiénes fueron los autores y responsables del asesinato del joven, violencia que desató una ola de indignación, reclamo de justicia y una protesta nunca vista en Mérida: una parada del ataúd de la víctima frente a la puerta principal de Palacio de Gobierno.

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